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Entorno Economico

Regionalismo: la muerte del Leviathan

Introducción.

 

El decenio de los sesenta marcó un punto de quiebre en la evolución de los procesos de integración económica, particularmente en América Latina, los cuales bebían del pozo de la inspiración que ofrecía el MERCADO COMÚN EUROPEO.

 

La eliminación de las fronteras aduaneras y el desarrollo de programas de complementación económica eran estrategias que en dicha época se consideraban fundamentales para que nuestros países salieran de la pobreza. Sin embargo, la crisis de la década de los ochenta, primero; y la supremacía ideológica del neoliberalismo a partir de los noventa, segundo; enterraron un sueño de crecimiento compartido y abrieron camino a la filosofía de la libre competencia y a la extrarregionalización del comercio exterior de los países del subcontinente. 

 

Sin embargo, el concepto de integración no murió con la política de internacionalización de las economías latinoamericanas sino que en su lugar surgió el concepto de regionalismo abierto, el cual dio pié a varios fenómenos que requieren de una mirada cuidadosa:

 

-          el desarrollo de procesos de integración de regionales, en el marco de políticas de liberalización comercial hacia el resto del mundo,

-          la integración de economías industrializadas con las de países del llamado tercer mundo, y

-          la participación de un país en diferentes acuerdos de integración al mismo tiempo.

 

Esta dinámica, denominada regionalismo abierto por los economistas de la CEPAL, tampoco ha podido arrojar resultados significativamente positivos y, en consecuencia, al igual que el modelo de apertura económica, está viviendo su propia crisis. Sin embargo, la integración como categoría de la doctrina económica sigue siendo analizada por los especialistas y como experiencia de los países aún pretende enrutar a éstos en la senda del desarrollo. Pero, uno de los momentos más complejos del análisis de esta experiencia es su relación con el sistema multilateral de comercio liderado actualmente por la Organización Mundial de Comercio –OMC-, la cual está viviendo su propio vía crucis en la actual ronda de negociaciones de DOHA .

 

 

La integración económica y el multilateralismo.

 

Tomás Hobbes en su libro el Leviatán nos habla de el instinto primario del hombre que lo induce permanentemente a combatir a sus semejantes. El hombre es lobo para el hombre, planteaba el autor, y esto lo llevó a concebir la figura del Leviatán, una bestia creada por los mismos hombres para que los controlara y así evitar que los individuos  se destruyan entre sí[1]. Esta misma analogía se puede aplicar al origen y desarrollo del sistema multilateral en cabeza, primero del GATT y actualmente de la OMC.

 

El acuerdo general de aranceles y comercio –GATT- surgió en un momento de la historia que sintetizaba los hechos ocurridos en las dos conflagraciones mundiales y en el período entre guerras. Desde el punto de vista comercial, la pausa cronológica entre la primera y la segunda guerras mundiales había presentado dos características fundamentales que explican el surgimiento de lo que hoy se conoce como los principios rectores de la Organización Mundial del Comercio –OMC-:

 

-          la división del mundo en tres grandes bloques comerciales: el del imperio francés y sus aliados, el del imperio británico y sus aliados y el del continente americano,

-          la guerra comercial entre bloques.

 

Estas dos situaciones, bloques y guerras comerciales, serían, en teoría, una negación del multilateralismo comercial. Es por ello que, para evitar que el comercio internacional se interrumpiera y el mundo se dividiera en bloques, tanto el GATT en su momento como la OMC en la actualidad, se han regido, entre otros, por dos principios fundamentales:

 

-          El comercio sin discriminación y

-          La consolidación arancelaria o base estable para el comercio.

 

El primer principio, fundamentado en la centenaria cláusula de la nación más favorecida –NMF- del Derecho Internacional, pretende establecer un trato equitativo al ingreso de mercancías,  independiente del país de origen de las mismas. En otras palabras, lo que se busca es que la nacionalidad de origen no sea un elemento de discriminación.

 

El segundo principio, consolidación arancelaria, lo que busca es evitar una guerra comercial, puesto que una nación determinada, al consolidar ante el organismo multilateral sus gravámenes máximos, no puede, bajo ninguna circunstancia legal, aplicar tasas arancelarias superiores, lo que permite a los gobiernos y empresarios de las demás naciones conocer la posición negociadora del país que consolida y, además, prever el peor escenario que se le puede presentar en caso de que las relaciones políticas o comerciales con dicho país se deterioren.

 

Sin embargo, los principios básicos del multilateralismo, léase OMC, tienen excepciones que se aplican en circunstancias especiales, que fueron establecidas al reconocer que el comercio mundial se da entre naciones de niveles desiguales de desarrollo. Pero al aplicarse estas excepciones, inevitablemente se produce algún tipo de discriminación. Entre estas excepciones se destacan el Sistema Generalizado de Preferencias SGP y los tratados de integración regional económica.

 

 

El SGP y los tratados de integración económica en la OMC: las excepciones que destruyen la regla. 

 

Como resultado de las presiones de los países menos desarrollados a mediados de los sesenta, en el marco de las conversaciones sobre desarrollo de la UNCTAD, el GATT reconoció que era necesario permitir esguinces al principio de comercio sin discriminación que guiaba el comercio multilateral. La posición de los países del tercer mundo sostenía que era necesario reconocer un tratamiento especial para la importación de sus productos a naciones industrializadas, puesto que éstos son elaborados en condiciones inferiores de desarrollo. Con base en este reclamo se creó el Sistema Generalizado de Preferencias SGP y sus posteriores derivaciones como el ATPA y ATPDEA para las naciones andinas.

 

Ante este cambio, el comercio multilateral se empezó a regir por principios complemetarios: Uno de trato igualitario para la mayoría de los intercambios comerciales entre integrantes del GATT y otro de trato preferencial desde naciones desarrolladas hacia países del tercer mundo. Esta situación subsiste en la actualidad en el marco de la OMC. Pero además de ésta, existe otra excepción a la regla, la cual hace referencia al fortalecimiento del comercio regional y fronterizo, estimulando la creación de acuerdos preferenciales entre países que deseen acelerar el ritmo de liberalización comercial y realizar estrategias de desarrollo compartido.

 

En este marco se ha legalizado el proceso de integración europea que, aunque vive en la actualidad una crisis relacionada con su ampliación a 25 integrantes y la consolidación de su sistema político, es el más ambicioso ejemplo de integración económica que se conozca desde finales de la II guerra mundial. Igualmente, los grupos subregionales como el G 3, MERCOSUR, CAN, entre otros, se cobijan bajo esta norma que aún rige en la OMC.

 

Pero, lo que surgió como un esquema de excepciones que pretende reconocer que el multilateralismo es un sistema que se construye entre países de diferentes niveles de desarrollo y que busca crear las condiciones para un libre comercio mundial, se ha convertido en un spaguetti bowl  que ha traído caos a la reglamentación del comercio mundial a tal punto que en esencia el comercio internacional se rige en un alto porcentaje por las normas de los tratados bilaterales o regionales y en contados casos por los principios de la OMC.

 

Para demostrar que la OMC se ha convertido en un ente que regula las excepciones y que los acuerdos bilaterales son los verdaderos rectores del comercio mundial tenemos un dato contundente y un ejemplo patético. El dato contundente es que en la actualidad en la OMC se tienen registrados cerca de 250 acuerdos bilaterales, suscritos o en proceso de negociación.[2] 

 

De otro lado, el mejor ejemplo acerca de la hegemonía del bilateralismo sobre el multilateralismo es el comercio exterior de las naciones de la UNION EUROPEA –UE-. Para empezar debemos reconocer que entre los veinticinco integrantes de La Unión hay un régimen excepcional reconocido a partir del artículo XXIV del acuerdo general de comercio. Pero, adicionalmente, la UE ofrece trato preferencial a los siguientes grupos de países:

 

-          48 países menos desarrollados ingresan sus productos con arancel cero;

-          EFTA y países de Europa del Este y Balcanes tienen tratados comerciales de reciprocidad asimétrica,

-          ACP y países del Mediterráneo reciben trato preferencial para casi todas las mercancías,

-          SGP y SGP Droga y SGP-plusque ofrece un trato preferencial a países en desarrollo siempre y cuando no violen los Derechos Humanos,

-          Trato abiertamente discriminatorio sólo para Corea de Norte.

 

Después de restar todos estos tratos especiales, preferenciales en todos los casos a excepción de Corea del Norte, sólo queda el principio de Nación Más Favorecida, o sea trato OMC, para ser aplicado a ocho naciones del mundo: Estados Unidos, Corea del Sur, Japón, Australia, Nueva Zelanda, Taiwán, Singapur y Rusia.[3] Esto es, hay más comercio regido por regímenes excepcionales que por la cláusula NMF.

 

Adicionalmente, la ronda DOHA de negociaciones de la OMC, que se haya detenida por los conflictos que existen entre un grupo de países en vía de desarrollo liderado por Brasil y la India (el G-20) y los países industrializados, particularmente Estados Unidos, refleja lo que son los gérmenes de la confrontación comercial del mundo moderno:

 

-          Las negociaciones sobre el sector agropecuario, en las cuales se combinan los problemas de hambre de naciones asiáticas y africanas, las ambiciones de expansión de mercados de países con un alto potencial exportador como Brasil y Argentina y los altos niveles de subsidios y aranceles en Norteamérica, la UE y Japón, naciones que dan a este sector el carácter de estratégico;

-          La defensa de la propiedad intelectual particularmente en el sector de química farmacéutica, involucrando temas como el aseguramiento de la salud pública y el acceso a medicamentos y tratamientos por parte de la población de más bajos ingresos, los estímulos a la inversión privada en investigación médica y el control a los mercados monopolizados;

-          El comercio internacional de servicios, articulado éste a las diferentes modalidades aprobadas en la OMC, particularmente la tercera en la cual se da al capital internacional en el sector servicios el tratamiento de comercio y no de inversión extranjera.

 

El carácter paquidérmico que están asumiendo las negociaciones multilaterales de la OMC se ha convertido en caldo de cultivo para que las naciones vean en los tratados bilaterales y subregionales una alternativa viable para sacar adelante sus estrategias de ampliación de mercados y de internacionalización de las economías.

 

Para Patrick Low, Director de investigaciones y estadísticas de la OMC, la actual situación de estancamiento de las negociaciones en la OMC es la mayor crisis del sistema multilateral y de su solución depende en gran medida el futuro de la organización multilateral.[4]   

 

Toda esta situación nos está llevando a pensar que nos encontramos ante un escenario de alta incertidumbre para el multilateralismo. Lo que surgió como un sistema de excepciones, la integración regional, se ha convertido en un el nuevo sistema de negociaciones que desplaza a la OMC. La crisis de DOHA se acompaña de la profundización de las discusiones comerciales bilaterales en todos los continentes: TLC de Norteamérica con varios países del continente, negociaciones MERCOSUR – CAN, negociaciones de la UE con naciones de Europa del Este, etc.

 

Pareciera ser que el Leviatán del comercio mundial, GATT- OMC, estuviera siendo derrumbado por aquellos que promovieron su creación y que el carro que lo empuja hacia el abismo fueran los mismos tratados bilaterales de integración.  La excepción está devorando la regla.



[1]. Leviatán de Tomás Hobbes en: MENDEZ, Rafael. Clásicos del pensamiento universal. Intermedio, Santa Fé de Bogotá, 2000.

[2] ESTEVANDEORDAL, Antoni. En el Programa de Integración Regional, Universidad de Barcelona, BID, 2005.

[3] PRADO, Gustavo Martín. En el Programa de Integración Regional, Universidad de Barcelona, España, 2005.

[4] LOW, Patrick. En el ciclo de conferencias del Programa de Integración Regional, Universidad de Barcelona, España, 2005.

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